Joan Woodward ha realizado aportes muy
significativos en especial en los sectores industriales y de manufactura
señalando que la tecnología de producción es la variable independiente
relevante que hace imposible concebir principios básicos de estructura organizacional
que son aplicables a todas las organizaciones.
Woodward estaba
muy interesada en saber si los principios organizacionales correspondientes al
estado de la ciencia de teoría organizacional guardaban algún tipo de
relación con el éxito empresarial como resultado de su puesta en práctica. Para
ello llevó a cabo un trabajo de investigación durante unos cinco años a
mediados de los años 50 del siglo XX, el que estuvo liderado por el
Departamento de Investigación en Relaciones Humanas de South-East Essex
Technical College.
La intención
original del trabajo de investigación estaba orientado hacia aprender respecto
de la división de responsabilidades entre la supervisión de línea y los
especialistas técnicos que hacen uso de la tecnología en los procesos
productivos, y llegar a conocer los factores determinantes de las relaciones
entre ambos. Al poco de comenzar el estudio se dieron cuenta que estas
relaciones de la línea con el staff no podía ser realizada en forma aislada, de
modo que ampliaron el campo de la investigación incluyendo toda la estructura
gerencial y de supervisión. El trabajo de investigación liderado por Woodward
incluyó el 91 por ciento de las firmas manufactureras con más de 100 empleados
en el sur de Essex, y mostró considerables variaciones en sus arreglos
organizacionales, los que a su vez, no guardaban relación con el tamaño de la
empresa, el tipo de industria o la performance empresarial.
Sin embargo,
cuando las empresas fueron agrupadas teniendo en cuenta sus objetivos similares
y sus técnicas de producción, y clasificadas en cuanto a la complejidad técnica
de sus sistemas productivos, cada sistema productivo parecía estar asociado con
un tipo de arreglo organizacional. Los métodos técnicos aparecieron como el
factor más importante en determinar la estructura organizacional y en
establecer el tono de las relaciones humanas dentro de la empresa. Por lo
tanto, el supuesto generalizado de que existen principios de management válidos
para todo tipo de emprendimiento productivo, no encontraba suficiente sustento.
El estudio
contó con un relevamiento muy detallado que cubría entre otros puntos:
- historia y
objetivos organizacionales
- descripción
de los métodos y procesos de manufactura
- distintas
formas y procedimientos que exhiben la operatoria de la empresa, como ser : el
organigrama; análisis de costos con tres divisiones principales : jornales,
materiales y gastos generales; un análisis de la estructura laboral incluyendo:
proporción de mano de obra directa sobre el total del personal, proporción de
obreros de mantenimiento en relación al personal de producción, proporción de
empleados administrativos en relación a los jornaleros, proporción de gerentes
y supervisores en relación al total del personal; la forma de operar en ventas,
desarrollo e investigación personal, inspección, mantenimiento y compras; los
procedimientos usados en planeamiento y control de la producción; los
procedimientos vigentes en relación a costos y control presupuestario; las
calificaciones y entrenamiento de los gerentes, supervisores y staff como
asimismo las formas de reclutamiento y la política de entrenamiento.
- Información
relacionada con la forma de medir la eficiencia organizacional.
El trabajo
incluyó un total de 100 empresas que contaba con una dotación de personal de
más de 100 personas (de 110 empresas se incluyó el 91 %).
Entre los
hallazgos se encontró que solamente en la mitad de las empresas tenían
aplicación los principios y conceptos de teoría organizacional. De un total de
20 empresas que fueron calificadas como “por encima del promedio” solamente 9
de ellas tenían un patrón organizacional claramente definido dentro del modelo
ortodoxo. Le fascinaba a Woodward que se dedicaran tantos esfuerzos para
desarrollar una ciencia de la administración aplicable a todo tipo de empresa
productiva. Y emergieron algunas preguntas, entre ellas:
1. ¿ Las
habilidades de supervisión y el tipo de organización gerencial requeridas en
una empresa en el proceso de un cambio técnico radical son distintas de
aquellas empresas bajo una situación estable?
2. ¿Se requiere
un tipo de arreglo organizacional distinto cuando la complejidad técnica afecta
los métodos de fabricación?
Para encontrar
respuesta a estos interrogantes se procedió a agrupar las empresas por sus
métodos técnicos y de allí emergieron diez categorías diferentes. Empresas del
mismo ramo industrial no estaban necesariamente en el mismo grupo. Los diez
grupos productivos fueron categorizados en base a “la complejidad técnica”. El
grado de complejidad técnica guarda relación con la medida en que el proceso
productivo es controlable y sus resultados son predecibles. Y al hacer esto se
encontró que las empresas que tenían métodos técnicos similares guardaban
relación con similares estructuras organizacionales.
Por lo tanto,
se concluye que las 20 empresas que habían sobresalido en cuanto a sus
resultados tenían muy poco en común. Sin embargo, cuando las empresas fueron
agrupadas teniendo en cuenta su sistema productivo, las que eran las más exitosas
tenían como mínimo una faceta en común.
Un hallazgo
adicional sugiere que normas y reglas aumentan la eficiencia de la empresa,
hecho este que hay que tenerlo en cuenta y aplicarlo solamente cuando se trate
de organizaciones similares a las tenidas en cuenta bajo este trabajo: órdenes
de pedido o producción en masa. Se sugiere que conformidad a reglas y normas no
siempre acompañen la eficiencia organizacional para otro tipo de empresa.
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